miércoles, 29 de julio de 2015

EL TEXTIL EN LA PINTURA....

              veareflejos:  This painting by Luis Covarrubias depicts a Tzotzil Maya woman wearing a ceremonial huipil [wee.peel]. She is from the community of Aldama (often called Magdalenas) Chiapas Mexico
PINTOR LUIS COVARRUBIAS, MUJER TOZTZIL MAYA (COMUNIDAAD DE ALDAMA) HUIPIL CEREMONIAL LLAMADO "MAGDALENAS" CHIAPAS, MÉXICO




Aldama Sash  This is a man's ceremonial sash from Aldama (Magdalenas), a Tzotzil Maya community in the Chiapas Mexico highlands. Casa Felipe Flores collection



REBOZOS Y MAS REBOZOS.............


El rebozo mexicano

Hilos entretejidos con suspiros


Existen diferentes explicaciones sobre los orígenes del rebozo. Algunos afirman que proviene del Oriente, pues los ascetas o derviches en la Persia antigua, acostumbraban cubrirse con una especie de manto que terminó convirtiéndose en el elegante chal. Este capote se popularizo más tarde en España y cuando llegaron los conquistadores a México en 1519, la prenda ya formaba parte del atuendo de las damas ibéricas que usaban una mantilla para cubrirse la cabeza. Otros especialistas consideran que los primeros antecedentes del rebozo se remontan a la época prehispánica, en la tilma o ayate, gabán de ixtle, elaborado en telares de cintura, empleado indistintamente por hombres y mujeres para abrigarse. La tilma además servía para transportar mercancías, al igual que el mamatl, un lienzo de forma rectangular. Para otros, la fusión de estas prendas son las raíces del rebozo, tan mestizo como los mexicanos.
Mátame con un suspiro debajo de tu rebozo
Concluida la Conquista de México, los españoles impusieron prohibiciones en el siglo XVI para someter a los pueblos nativos y asimilarlos.
Las costumbres y vestimentas indígenas no fueron la excepción y se persiguió el uso de la tilma. Por ello, las mujeres rediseñaron esta prenda volviéndola más larga y angosta, además de embellecerla con tintes y diseños geométricos como se revela en los tradicionales rebozos de Sultepec y Saltillo, o en los tejidos por oaxaqueñas y poblanas. Así el rebozo se convirtió en una insólita expresión de resistencia e identidad.
En el siglo XVIII el rebozo era un elemento de uso común entre las mujeres de la Colonia. Se utilizaba como cuna, para cubrirse o arroparse, e incluso en algunos casos como mortaja. Don Juan Francisco de Güemes, Conde de Revillagigedo, virrey de la Nueva España entre 1746 y 1755, comenta sobre esta versátil prenda: “Lo llevan sin exceptuar ni aún las monjas, las señoras más principales y ricas, y hasta las más infelices y pobres del bajo pueblo. Usan de ella como mantilla, como manteleta, en el estrado, en el paseo, y aún en la casa; se la tercian, se la ponen en la cabeza, se embozan con ella y la atan y anudan alrededor del cuerpo”.
El rebozo en esta época se confeccionaba según la posición social de su propietaria; las mujeres de estratos sociales bajos lucían un manto de algodón o lana rayado con dibujos o patrones entramados y bordados, con un rapacejo corto que llevaba unos remates anudados; mientras que las de clase alta mandaban hacer el rebozo con seda, listas de oro y plata, bordados con hilos de otros metales y colores, pero estas exquisiteces no satisfacían el gusto de las damas, que influenciadas por el barroquismo de la época, enriquecieron estas piezas con calados de paisajes y evocaciones de escenas costumbristas.
Rebozo, rebozo de Santa María, mestizas que bailan llenas de alborozo
Hacia fines del siglo XIX, el rebozo se había establecido como elemento cultural indispensable y tradicional, como los rebozos de caramelo o seda de Santa María del Río, San Luis Potosí, una prenda tan fina que puede pasar a través de una argolla. Una artesana rebocera puede tardar varias semanas antes de terminar un rebozo, tejiendo con paciencia cada uno de los hilos, con largos rapacejos anudados a mano. Los rebozos de Santa María del Río llegan a alcanzar unos tres metros de extremo a extremo. De acuerdo con el diseño y combinación de colores, un rebozo puede identificarse como salomónico, serrano, coapastle, farol, columbino, dorado, tornasol, calandrio, rojo quemado o amarillo oro.
Además de los rebozos de Santa María del Río, también se distinguen las piezas elaboradas en Tenancingo y Tejupilco, en el Estado de México, La Piedad, Zamora y Tangancícuaro, en Michoacán, Moroleón, en Guanajuato, y Chilapa, en Guerrero. La Virgen de las Angustias, patrona de las reboceras, cuida las milagrosas manos de estas artesanas en cualquier lugar donde se teja la urdimbre y se tiñan los hilos.
Como tradición y símbolo, el rebozo está presente en la indumentaria típica de la mayoría de las mujeres mexicanas, usándolo con orgullo en su cotidianidad, fiestas y celebraciones. Se han identificado hasta ahora más de un centenar de formas de usar el rebozo.
Antes de entrar a misa, las mujeres cubren la cabeza con esta prenda. En la plaza una chica cortejada muerde con coquetería los rapacejos, bajo la sombra de los sicomoros. En mercados o tianguis, las mujeres cargan en esta prenda mestiza frutos y legumbres cultivados en nuestras fértiles tierras. Otras llevan a sus niños en la espalda o los acunan en este manto como un cielo jaspeado, mientras cocinan junto al fogón, recogen leña o lavan en la rivera del río. Se protegen del calor o del frío con el rebozo. Las parteras aún usan este lienzo para acomodar al bebé dentro del vientre materno. En los años de la Revolución, las Adelitas, mujeres guerrilleras, acostumbraban llevar el rebozo y cananas con cartuchos, cruzadas sobre el pecho. Pero también se ha transformado en símbolo de elegancia y seducción cuando una mujer oculta sus hombros desnudos bajo un rebozo de seda, esperando un beso inasible. El mágico colorido del rebozo identifica a la mujer mexicana en el mundo. Guadalupe Bucio Gaona, 1 Enero 2014










Niñas Chamula








                                       











REBOZO
Hermoso rebozo
de hilo muy fino,
ropaje precioso,
bonito, divino.
Tu origen mestizo,
Dios así lo quiso,
producto textil,
confección sutil.
De lana, algodón,
de seda o rayón,
cáñamo o de lino,
mejor que el armiño.
Color de arrebol
te tiñe la esencia,
tu fulgor de sol
hace diferencia.
Naciste labrado,
por manos de arte,
serás adorado,
quisiera besarte.
A nuestras mujeres,
como toda madre,
con amor las cubres,
ya entrada la tarde.
Al ir a la Iglesia,
dándoles calor,
tapas su cabeza,
frente del Señor.
Parecen tus flecos
de un sauce llorón,
cándidos los ecos 
de su devoción.
Eres una ofrenda
digna de las santas, 
exquisita prenda,
has vestido a tantas.
Rebozo alabado,
tu embozo es de luz,
cual Manto Sagrado
que envolvió a Jesús.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Tenancingo de Degollado, Estado de México, a 2 de agosto del 2008
Registro SEP Indautor: 03-2008-080613184200-14



Historia del rebozo hasta hoy en día

LA PIEDAD MICHOACAN EL ARTE DEL REBOZO

Rebozo de Tenancingo, tradición de más de 300 años

Rapacejos. Rebozos artesanales en Malinalco

Santa Maria Rebozos

GRANDES MAESTROS DEL TEXTIL : ARTURO ESTRADA








Si buscas rebozos tradicionales en México, una visita que no puedes dejar pasar es Santa María del Río, en San Luis Potosí. Muchas piezas te sorprenderán, especialmente si vas al taller del maestro artesano Arturo Estrada, quien es reconocido en su propia comunidad por elaborar los más finos rebozos de seda y artisela.



https://youtu.be/XpMaooteFhs



EVOLUCIÓN DEL TEXTIL MEXICANO A PARTIR DE LA COLONIA....


Evolucion del textil mexicano a partir de la Colonia 

Hernán Cortés con Doña Marina y
emisarios aztecas. Escena del Lienzo
de Tlaxcala

Foto: Mexican Textiles, Cloë Sayer

Es importante analizar primero los cambios sociales, políticos e ideológicos que se dieron durante la Conquista española en México, para comprender de mejor forma tanto a la indumentaria como a la industria textil de la Colonia.

El mundo prehispánico basaba su actividad textil y su manera de vestir en sus creencias, su modo de vida y sobre todo en los recursos con los que contaban. Es evidente que a la llegada de los españoles los esquemas bajo los cuales regían esta actividad, se vieron afectados de una manera drástica.

Con la llegada de los españoles, encabezados por Hernán Cortés en 1521 y ayudados por sus aliados indígenas, el imperio Azteca cayó y detrás de él, todos los imperios prehispánicos. Las ciudades se vieron devastadas y las construcciones de hogares y templos, incluyendo a sus ídolos, desafortunadamente en su mayoría desaparecieron.

Los españoles construyeron entonces, sobre las ruinas, casas al estilo europeo y no solamente se repartieron la metrópoli sino que se apropiaron de grandes extensiones de tierra. Para las grandes residencias y el modo de vida que los españoles, como vencedores, creían merecer, fue necesario disponer de numerosa servidumbre. Los indígenas que se habían quedado sin hogar acudían a las nuevas casas de los españoles, en donde para ser protegidos, amparados, recibir alimento y adoctrinarse en la fé cristiana, pagaban su estancia con la esclavitud, la servidumbre o bien, rendían tributo. A este proceso se le llamó encomienda.

Para los pueblos indígenas, pagar tributo era parte de un sistema totalmente aceptado, por lo que entregar piezas textiles como fardos de algodón y telas, sacos llenos de cochinilla para teñir, joyas, pieles, plumas de Quetzal, productos alimenticios como cacao, frijol, chía y maíz entre otras cosas, no significaba un desprendimiento importante. Sin embargo, la demanda de tributos, por parte de los encomenderos, fue incrementando y la labor común del indígena se convirtió en un trabajo exhaustivo.

Los lienzos que las mujeres indígenas tejían y entregaban como tributo a los españoles, no eran lo suficientemente anchos para poder lograr los trajes ostentosos que éstos acostumbraban usar. Por otra parte, las prendas hechas de algodón, la fibra más hermosa que el mundo prehispánico ofrecía, no satisfacían el gusto de vestir de los conquistadores. La lana y la seda, fibras con las cuales los europeos tejían sus ropas, no se producían en México, por lo que se vieron en la necesidad de importarlos.

En 1526, Cortés trajo el primer ganado ovino a la Nueva España, el que por las condiciones ambientales del país no tuvo problema alguno en adaptarse. Lo mismo sucedió con la seda; las primeras moreras fueron plantadas en la Hacienda de Cortés en Coyoacán y más tarde en Oaxaca, cuando el dominico Francisco Marín en 1538 solicitó permiso al Virrey para poder desarrollar una industria sedera. Para el año 1580, la Mixteca alta se había convertido en la zona productora más importante de la Nueva España, uniéndosele después el valle de Oaxaca, Tlaxcala y Puebla.

El hecho de haber introducido a México nuevas fibras como la seda y la lana implicaba para los españoles importar tanto la maquinaria adecuada como a los sastres que pudieran capacitar al indígena en el uso de ésta. La rueca o redina para hilar la fibra, el urdidor vertical rotatorio y el telar de marco fijo y pedales, conocido hoy como telar colonial, conformaron la aportación tecnológica del mundo occidental para el desarrollo de la industria textil del Nuevo Mundo.

El telar de pedales o telar colonial, facilitó mucho el trabajo de los artesanos textiles (quienes en ese momento ya no eran solamente mujeres sino hombres también) ya que con éste se obtenían lienzos más anchos que con el telar prehispánico. Este telar de pedales trabajaba bajo los mismos principios que el de cintura; se fijaba la urdimbre entre los julios o enjulios (dos barras de madera) pasando otros hilos en sentido perpendicular; y en vez de que el tejedor extendiera la urdimbre sosteniéndola a un árbol, utilizaba marcos fijos en los cuales enrrollaba los hilos longitudinales sobre los julios. El mecanismo de barras del telar prehispánico, transformado en el colonial en mallas y lizos fijados a pedales, lograban hacer que el tejedor separara los hilos de urdimbre con los pies dejando las manos libres para tejer.

El indígena adoptó tanto la materia prima como las nuevas técnicas textiles de una manera rápida y eficiente, de modo que sus productos además de igualarse en belleza y calidad de manufactura con los de los sastres españoles, eran mucho más baratos. Los españoles comenzaron entonces a comprar productos textiles hechos por manos indígenas, haciendo a un lado los fabricados por sus paisanos. Esto significó una gran competencia para los sastres, quienes lógicamente no la permitirían, sino por el contrario, se aprovecharían de ella para crear una nuevo comercio.

Dichos sastres optaron por establecer pequeños talleres manufactureros lo que los hizo convertirse en patrones que empleaban a los indígenas haciéndolos trabajar largas jornadas con pagas muy bajas. Las grandes ganancias que se obtenían de ésto resultaron muy atractivas para muchos otros españoles, quienes no tardaron en establecer sus propios talleres, más tarde llamados talleres artesanales, gremios, obrajes de paño, o simplemente obrajes.

Los obrajes y los gremios en donde se producían desde las prendas más rudimentarias, hasta las telas más elaboradas tipo europeo, crecieron de tal manera, que la competencia no era ya entre indígenas y españoles, sino entre los españoles mismos, quienes habían establecido ya toda una industria textil.

La necesidad de poner orden a la competencia creada entre los gremios, obrajes y otros talleres dió origen a una serie de ordenanzas, reglamentos y prohibiciones que debían respetarse. Por ejemplo, las telas que cada uno de los talleres producía no debía exceder ciertas medidas estipuladas; al igual que no se podía mezclar el algodón con la seda; o bien, para teñir, los colorantes se debían ajustar a una tabla expecífica de matices que determinaba la cantidad de colorante y de fijador que se debían utilizar. Es importante mencionar que tanto gremios como obrajes tenían también regimenes independientes, es decir, cada uno de ellos manejaba políticas internas, además de las regidas por las ordenanzas.

Los talleres gremiales o gremios sederos representaron una parte muy importante dentro de la industria textil colonial. Existían empresas manufactureras de este tipo en la Ciudad de México, la Mixteca alta en Oaxaca y Puebla. Los gremios de seda producían las cantidades suficientes de rasos, brocados y terciopelos que además de satisfacer la demanda interna, permitieron la exportación de su producción a España, Filipinas, Centroamérica y Perú.

La producción de seda mexicana estuvo grandemente favorecida durante la primera mitad del siglo XVI, sin embargo para mediados de siglo empezaba a vislumbrar su decadencia. Esto se debió a que por una parte, se prohibió terminantemente su exportación y por otra; al nuevo comercio que la Nueva España había establecido con el galeón de Manila (proveniente de Filipinas) el cual importaba seda china que por mucho, era más barata que la mexicana.

Durante el tiempo en que la seda estuvo en apogeo (entre 1540 y 1550), la producción del algodón, en términos comerciales fue poco relevante; aunque nunca dejó de producirse ya que los indígenas encomendados debían entregarla como tributo a los españoles.

Comerciar con el algodón era mucho más complicado que con las otras fibras ya que como no se cultivaba en las zonas industriales del país sino en las costas, implicaba transportarlo y con ésto triplicar su costo, además que para el despepite (un proceso forzoso de la fibra) faltaba mano de obra y gente capacitada para hacerlo. Durante la segunda mitad del siglo XVII, Puebla y posteriormente la ciudad de México lograron establecer los primeros gremios de tejido de algodón en los cuales se había encontrado la manera óptima de trabajar la fibra. Aunque los gremios algodoneros no se igualaban en productividad con los obrajes de lana, su producción era buena y constante, lo que hizo que esta industria no desapareciera con el tiempo sino por el contrario, se levantaría al caer la de la seda.

La industria de la lana fue la más importante de esta época ya que desde sus inicios, la lana contó con el apoyo de las autoridades virreinales tanto para la cría de las ovejas como para el adiestramiento de la mano de obra indígena, logrando que fuera ésta de tan buena calidad como la manejada en España. Ni el algodón y mucho menos la seda lograron establecer una industria similar a la de la lana, ya que su producción era de caracter masivo y tuvo continuidad durante todo el virreinato. Los primeros obrajes de paño, llamados así por ser paños de lana los que ahí se producían, se establecieron aproximadamente en 1539, siendo Puebla (en un principio), la ciudad de mayor importancia en su producción, sin embargo ésta se inclinaría más tarde, a producir tejidos de algodón. Para fines del siglo XVII, lugares como Querétaro, Valladolid, Acámbaro y San Miguel lograron industrializar la producción lanera de una manera exitosa.

Los obrajes no lograron sobrevivir a la lucha por la independencia de México ya que manejaban estructuras económicas (como el monopolio) opuestas a los ideales de los embates de esta guerra. Sin embargo, quedaron como ejemplo para el desarrollo de la industria textil mexicana que florecería durante el siglo XX.

Ejército español. Códice Florentino,
lib.XII, s.f.
Foto: Marco A. Pacheco/Raíces
para Antropología Mexicana, No. 36.

Sastre nativo haciendo
uso de las tijeras y la seda.
Códice Florentino, Vol III,f.25r.
Foto: Painting the Conquest,
The Mexican Indians
and the European Renaissance
.
Serge Gruzinski.

Telar de Pedales. Imagen
Foto: El Traje de los Indígenas
de México
. Ruth D. Lechuga.

GRANDES MAESTR@S DEL ARTE TEXTIL MEXICANO




Manuela Cecilia Lino.
Hueyapan, Puebla.
Lienzo tejido en telar de cintura con diseños bordados de iconografía nahua.
Tintes naturales: Azul añil, rojo de grana cochinilla y amarillo pericón.

INTRODUCCIÓN AL ARTE TEXTIL ARTESANAL.....

Rama artesanal:: Textiles.


Algunas reflexiones sobre el arte textil::

¿De la palabra Texto deviene la palabra Textil o viceversa...? Las palabras se hilan en el aire con sonidos y sobre el papel, en escritura.

"Para apreciar e identificar las manufacturas del Arte Textil usamos los cinco sentidos; con la lengua identificamos el origen de algunas fibras, al estrujar el tejido escuchamos los sonidos que determinan su material o técnica; con el olfato identificamos los tintes naturales como el añil, la cochinilla, el caracol de mar o las flores silvestres".
-Teresa Pomar, en "Ritos que son Ropas". 2003.

"El maíz es la carne de los hombres, el algodón es su renovada piel. Los dioses proveen los colores, la magia y el ingenio".
- Arql. Mario Navarrete Hernández.

La palabra tesitura ---> textura ---> texto ---> textil... Las ideas se hilan a veces con palabras escritas.


Flores. Diseño para vestido de Tehuantepec. Teresa Jiménez.Flores. Diseño para vestido de Tehuantepec. Teresa Jiménez.

En el arte popular la elaboración de los textiles comienza desde la obtención de la materia prima: cosechar o sembrar algodón, trasquilar y pastorear ganado, cultivar el gusano de seda, etc. Los textiles provienen de diversas materias, como la vegetal y animal.

La fibra de origen prehispánico por exelencia es el algodón: blanco y café (llamado "coyuchi"). Con la llegada de los españoles arribó la lana y la seda al Nuevo Mundo. Hoy en día existe una mezcla de influencias.

Para el hilado de textiles se necesita conocer las características de la fibra::

La fibra del algodón es corta, por medio del vareado se forma una sola masa.
La fibra de la lana es larga, se enreda fácilmente. El cardo acomoda las fibras en la misma dirección.
La seda es un solo filmanento, creado por el gusano para hacer su propio capullo. Una vez hervido, puede obtenerse el hilo.

Algo tan frágil como un hilo puede volverse resistente cuando se retuerce, anuda y teje con otros, cuando forma una red matemática. En un textil (conjunto de hilos) fíjate en la dirección de su retorcimiento, los nudos intermitentes; una "tesitura" (de textura), como la voz.

Perú.Perú.

Entre los tintes naturales que se utilizan en el arte textil se encuentra la grana cochinilla (desde la conquista española) para obtener colores rojizos o granas, el caracol marino para el color púrpura y el añil. También se utilizan plantas, cortezas de árbol y frutos; del xiuhquilitli se obtiene el azul oscuro, de la enredadera zacatlaxcalli se obtiene el amarillo, las semillas de achiote dan un color rojo y el negro se puede obtener del carbón de madera.

De las anilinas producidas a partir de la segunda mitad del s.XIX, también se han obtenido nuevas gamas de coloración.

Perú.Perú.

Para la elaboración del tejido se atiene a dos técnicas básicas::

Telar de Cintura:: es un instrumento de origen prehispánico utilizado generalmente por mujeres en zonas indígenas, donde aún se conserva la hechura de indumentaria tradicional a mano.
  • Uno de los extremos del tejido se ata a un árbol y otro a la cintura de la tejedora.
  • El mecanismo básico consiste en introducir una "trama" o hilo vertical, donde otros hilos horizontales, llamados "urdimbre" pasan alternándose de ida y de regreso.
  • En la zona maya de Chiapas los tejidos reflejan su cosmología pasada y presente, la tela es transmisora de mitos y de la historia de la comunidad a través de la preservación de diseños que han ido pasando de generación en generación. Al hilar, al montar el telar y el tejer, las unidades de pesos y medidas parten de una base vigesimal, principio de la matemática maya antigua.
  • En el telar de cintura se han desarrollado 11 técnicas diferentes, entre las que sobresale el brocado, una especie de bordado. Es una labor ardua, ya que en jornadas diarias de 12 hrs de trabajo continuo permite a la tejedora avanzar 30 hileras por día, es decir, 3 dedos colocados horizontalmente. Aproximadamente, abarca un periodo entre 3 y 6 meses de trabajo a ratos, ya que las mujeres deben de realizar, simultáneamente, el resto de sus labores domésticas.
Telar de Pedal:: Instrumento heredado de los españoles, utilizado principalmente por los hombres, el cual permite hacer telas más anchas que el telar de cintura y con el que se realizan toda clase de rebozos, gabanes, zarapes, jorongos y tapices.
  • La principal materia prima trabajada en este instrumento es la lana y los diferentes diseños varían según la región.



Bordados mazahuas.
Estado de México.

Los cuadros bordados, considerados como parte de "pintura popular", utilizan generalmente colores como el rojo, azul oscuro, negro y guinda, para la creación de carpetas, tapices miniatura y las orillas de sus enaguas.
La diminuta y fina puntada hace que las tejedoras pierdan la vista a temprana edad.